Este hecho excepcional no debe tomarse, por supuesto, como una carencia: la presencia del mar es notable en toda la isla y, además, no es rigurosamente cierto que no tenga ninguna playa. Existe una playa de arena negra en la parte norte de la isla que es tan buena como cualquier otra de arena blanca, y por supuesto un bonito número de piscinas naturales que muchos prefieren a una playa tradicional, aún más disfrutables por la poca publicidad que se hace de ellas.
Piscinas naturales de origen volcánico
Es bastante conocido el hecho de que Madeira es básicamente un acantilado, pero esta frase hay que matizarla ya que no toda la costa está recortada de una forma tan agresiva: el mejor ejemplo de esto son, sin duda, las piscinas naturales que pueden encontrarse en distintos puntos de la isla.
El ejemplo más significativo son las piscinas de Porto Moniz, formadas alrededor de grandes y pequeños roquedos que se adentran en el mar y que son de origen volcánico. Estas piscinas tienen el agua constantemente renovada por la marea, y no son el único fuerte de Porto Moniz: el Acuario de Madeira que ocupa la antigua fortaleza de Sao Joaoes otro punto importante para visitar.
Hay que anotar también que la carretera entre Porto Moniz y Sao Vicente es también de vista obligatoria. Consiste en 19 kilómetros que discurren entre túneles y cascadas en los acantiladosy de los que no sólo deslumbra el paisaje: al llegar al pueblo de Sao Vicente se pueden visitar las grutas de origen volcánico y el centro de vulcanismo que allí se encuentra. Y es que cada población de la isla destaca por tener una característica diferenciadora que la hace interesante.
Las piscinas naturales de Seixal son otra buena elección, ofreciendo aguas cristalinas, buenos servicios y un bar. En esta encantadora villa norteña, caracterizada por pequeñas terrazas donde se cultiva la uva regional, se encuentra también la pequeña playa de arena negra, conocida por Playa da Laje.
Playas de guijarros
Quien quiera playa pero no eche de menos la arena podrá bañarse o tomar el solsurfistas. Cerca de ella, el turista puede contar con un aparcamiento, un campamento y estupendos senderos de montaña. en algunas de las playas de guijarros que hay en la isla. Una de ellas es la llamada playa de Ribeira da Janela, que está situada en un pequeño pueblo en la costa norte dela isla, con magníficas vistas a su valle y al mar. Esta playa también es famosa entre loslos surfistas. Cerca de ella, el turista puede contar con un aparcamiento, un campamento y estupendos senderos de montaña.
Otra preciosa playa de este estilo es la Praia da Ribeira do Porco, situada en la atractiva ciudad de Boaventura. Se encuentra en la desembocadura del río, donde permanece aún la maquinaria de un antiguo molino de azúcar, y es el lugar ideal para alejarse de todo y disfrutar de un día relajante tomando el sol.
Una isla de arena para los más exigentes
Si pese a todo todavía hay quien eche en falta la playa en Madeira, perfecta por todo lo demás, todavía existe una solución: la isla de Porto Santo, bañada por aguas transparentes y con una extensa playa de fina arena blanca, cuya calidad y textura dicen que poseen propiedades terapéuticas.
Porto Santo en sin duda el lugar ideal para relajarse totalmente, y su capital, Vila Baleira, está rodeada de un paisaje totalmente diferente de Madeira pese a su cercanía. Como nota histórica, hay que comentar que fue en esta isla donde Cristóbal Colón conoció a quien fuera su mujer, Filipa Moniz, e incluso residió en ella durante dos años antes de emprender rumbo a América. La casa en la que vivió es hoy un museo dedicado a la vida de este ilustre navegante.
Podemos acabar diciendo que en el archipiélago de Madeira podemos encontrar desde un frondoso jardín en pleno océano hasta unas excepcionales piscinas naturales, pasando por una isla con una maravillosa playa. Así, las bellísimas islas de Madeira y Porto Santo son una excelente opción a la hora de elegir un destino turístico donde disfrutar de unas inolvidables y tranquilas vacaciones.